1. Basado en la Biblia: Talleres de
Oración y Vida es un método de evangelización que está íntegramente basado en
la Palabra. El eje de cada sesión es la lectura y meditación de la Palabra.
Para todos los días de la semana, durante cuatro meses, se les señala a los
participantes, textos del Antiguo y Nuevo Testamento para meditarlos y rezarlos
en sus casas, con una pedagogía especial, con un maravilloso instrumento que se
llama Pequeña Pedagogía para meditar y vivir la Palabra.
2. Con Cristo como centro: Jesucristo
es, en los Talleres, el principio, el centro y la meta para pensar, sentir,
actuar y amar como Jesís, con la eterna pregunta en el corazón: "¿Qué
haría Jesís en mi lugar?".
3. Fuente de vocaciones apostólicas:
toda experiencia acaba en testimonio. El taller quiere ser no sólo escuela de
formación, sino también escuela apostólica, de tal manera que los
participantes, una vez constituidos en discípulos y amigos de Jesís, participen
directamente de la misión sacerdotal, profética y regia de Cristo Jesís, y
donde quiera que se hagan presentes, implanten el Reino de Dios con su
presencia, conducta, palabra y acción. De esta manera los Talleres se
convierten en instrumentos de vitalización de la Iglesia local.
4. Servicio exclusivamente laical: los
Talleres, convencidos de que sólo con una autonomía completa tendrían un laicado
maduro, apostaron desde el principio por los laicos, entregándoles la
responsabilidad integral para organizar y gobernar el servicio de los Talleres
en el mundo entero. Siendo un servicio eminentemente laical, siempre hemos
insistido firmemente en el propósito de establecer y mantener unas relaciones
fluidas y afectuosas con los Obispos y Párrocos.
5. Carácter totalmente práctico y
experimental: el Taller no es una doctrina; tampoco una teoría o teología. El
taller funciona a base de orientaciones de vida y puesta en práctica. Se trata
de una pedagogía experimental, tanto durante la sesión como en la práctica
semanal en casa. Orar no consiste en una reflexión intelectual, es una
actividad vital, y las cosas de la vida se aprenden viviéndolas, practicándolas.
Por este carácter práctico hablamos de Taller, porque así como cualquier taller
se aprende trabajando y se trabaja aprendiendo, en nuestro caso, orando se
aprende a orar.
6. Actividad orante paso a paso y
adaptada a la persona: la oración, además de gracia, es arte. Y como arte, está
sometida a un aprendizaje metódico y progresivo. Por eso nos hemos esforzado
por colocar en la organización interna del Taller objetivos claros, una
pedagogía progresiva, contenidos y mucha disciplina.
7. Taller liberador y sanador a través
del conocimiento de Dios y de uno: a través de una vivencia del Abandono, el
participante va llegando a una profunda paz; y por medio de mensajes y
ejercicios, el participante llega paulatinamente a liberarse de tristezas y
angustias, sanarse de las heridas, superar complejos y miedos, recuperando el
sentido de la vida y la alegría de vivir.
8. Transformación a la luz de la
palabra: el Taller toma al participante y, a la luz de la Palabra, lo introduce
en un complejo entramado de reflexión, oración, mensaje evangélico y análisis
de la propia vida. En este contexto, el participante, casi sin darse cuenta, es
arrastrado a una transformación vital. El bien y el mal nacen en el corazón. El
taller aborda al corazón y lo transforma en un baluarte de armonía, serenidad y
paz. Desde el corazón convertido estos dones se irradian a la familia, y de la
familia a la sociedad. Quien transforma un corazón, transforma al mundo.
9. Compromiso con los pobres: Cristo
quiso identificarse de manera preferente con los necesitados de todos los
tiempos (Mateo 25, 31-46). Son los pobres el lugar privilegiado donde Dios se
manifiesta. Los Talleres quieren hacer lo que Jesís hizo, sus preferidos serán
nuestros preferidos, sus objetivos, nuestros objetivos. También nosotros
queremos bajar de la montaña de la oración y hacernos presentes con la Palabra
y la presencia, preferentemente en el pueblo de los íltimos, para defender a
los débiles, liberar a los cautivos y anunciar un año de gracia y salvación,
como dice Isañas.
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